La actitud que tengamos ante esos momentos críticos que todos conocemos, es lo que nos va a hacer diferentes. Siempre un paso más, siempre un instante más, siempre una bola más. Jamás podrás venecer a alguien que no se rinde. Alguien que no se rinde, porque no teme a la derrota. Tenemos un estigma y un pudor tremendo a la derrota. pero… ¿Qué es una derrota? o ¿Qué es un fracaso? Para muchos es el fin, supone una humillación y algo que ocultar. Pero para mi, no es ninguna humillación. Es un paso más en el proceso de intentar, crear, probar y hacer cosas nuevas. Deberíamos de preocuparnos por las personas y por las emrpesas que nunca han fracasado. Las empresas más exitosas del panorama actual que no hace falta nombrar, están precedidas de fracasos estrepitosos. Quizá es una característica común de las empresas que tomaron riesgos, innovaron e hicieron las cosas de forma diferente.

Esta actitud, la podríamos reflejar en nuestro nunca bien ponderado, Rafa Nadal. Desde el momento que el juez árbitro lanza la moneda al aire, estás deseando ganarle. Porque sabes que si la moneda cae de su lado, elegirá que saques tú, y si la moneda cae de tu lado, no sabrás si hacerle servir para que esté “incómodo” o servir tú mismo que es lo que Rafa prefiere. Así que ya desde el principio estás deseando que no gane. Esa filosofía que tiene Rafa, de una bola más, un punto más o hacerle un esfuerzo adicional al contrario, aplicado a la vida o al mundo profesional, tiene un valor incontestable. Como puedes vencer a alguien que no teme la derrota… ¿Te lo has planteado alguna vez? No es fácil, porque ante situaciones de preesión, o por debajo de marcador, es cuando Rafa da lo mejor de si mismo. No tiene miedo a perder. Perder es parte de su juego y perder es parte de victoria. Es muy sencillo. Tenemos que cambiar nuestro chip de ganar/ perder. En Estados Unidos, los grandes ejecutivos que quebraron empresas y estuvieron en la más absoluta bancarrota, han llegado a percibir a posteriori, salarios hasta 6 veces superiores a ejecutivos que nunca habían sufrido un fracaso empresarial de tal calibre. ¿Cómo es esto? Nuestra lógica, nos dice que no tiene sentido. Pero quizá nuestra lógica se guíe por parámetros del pasado, y ya no sea tan lógica ni acorde a los tiempos actuales. Un ejecutivo que ha probado el amargo sabor de la bancarrota, dramas, despidos, concursos, disputas, etc. os aseguro que no volverá a cometer los mismos errores, y no querrá volver a pasar por lo mismo. A veces las experiencias solo nos entran por la piel, y no por los libros.

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