¿Quién no ha escuchado alguna vez aquello de si tienes 1, no puedes gastar 2? O ¿aquello de no puedes gastar lo que no tienes?

Pues lo siento por todas las madres y abuelas que repiten eso sin cesar, con buena intención, porque esos dichos, ya pasaron de moda con la cultura del plástico. Si se puede gastar lo que no tienes, y si tienes 2, puedes gastar hasta 10. Incluso, puedes llegar a gastar 100 si haces malabares entre plásticos y fechas de cobro. Hay auténtica ingeniería y creatividad financiera sobre este tema.

Pero, ¿Qué pasa realmente cuando alguien que tiene 3 en la cuenta puede llegar a gastar 6?

Este planteamiento en la economía del trueque era inviable, incluso en la era metálica, en la que las monedas, tenían el valor que realmente tenía el metal en el que estaban inscritas. Hasta que alguien, pensó que quizá sería buena idea jugar al monopoly, y que los billetes y las monedas no tuviesen el valor intrínseco por el valor de su metal (oro, plata, cobre) o su peso. Cuando en pesetas decías que tenías “un kilo” (un millón de pesetas) realmente pesaba un kilo. Hoy en día podríamos tener un millón de pesetas con 12 billetes de 500 euros, extraño ¿no?

Si la moneda pierde su valor intrínseco, los billetes son papel, que dependiendo del color/ tamaño le asignamos un valor… porqué no generar otro tipo de instrumento de transacción con aún menos valor tangible como los pagarés, las cuentas bancarias y los plásticos. Aquí empezó la verdadera fiesta del endeudamiento.

Cuando el dinero deja de serlo, y se convierte en números que pasan de una cuenta a otra, y no tenemos la sensación de percibir el coste real de las cosas, puesto que en las transacciones no aparece en ningún momento el dinero tangible, empezamos a especular.

Paralelo a todo esto, y desde que el hombre es hombre podríamos decir, se generan los préstamos, sin tanto maquillaje financiero, pero existían. Realmente, mi forma de ver un préstamo, es importar del futuro, un dinero que tendrías, que hoy en día no tienes, si todos los meses, separases la cantidad que vas a pagar de cuota y le añades los intereses del banco. Es como traer del futuro al presente, un dinero que no tienes, porque supones que lo tendrás o lo podrías llegar a tener ahorrando. El banco te facilita el trámite, y te lo adelanta, y tu el capital que ibas a ahorrar para tener ese importe dentro de 30 años, puedes disponer de él ya, dejándole un “detallico” (en forma de interés y comisiones) al banco. Así llamaba uno de los mejores profesores que he tenido, a las comisiones, “detallico”.

Si estos adelantamiento del capital futuro a presente los subimos de escala, de la economía familiar, a la empresa, al estado y al mundo, nos encontramos lo mismo pero con más ceros. Bonos de estado, deuda pública, la bolsa, etc. Esa cultura de disponer de lo que no tenemos nos ha traído desde los estados nación, países, comunidades, ayuntamientos y acabando en las personas, a la situación en la que estamos.

¿Solución para el endeudamiento?

Fácil, inyectar dinero. ¿Gratis? Of course no! Aumentando deuda pública a periodos asfixiantes y cobrando “detallicos”. Dejando sin aire a países, que jamás podrán salir de esa situación y condenando a generaciones venideras a pagar una fiesta que ni siquiera estaban invitados antes de nacer.

¿Qué sucedería si solo tratásemos de hacer líquido el 10% de dinero “bancario” y financiero en dinero real?

Se produciría un bloqueo mundial, al no existir fondos en líquido, se debería producir, produciéndose una devaluación de la moneda, crisis de valores, deflación valor páis, etc.

Después de esto, ¿sigues pensando que el plástico es bueno?

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1 Comment

  1. Que grande eres Pablo, haces fácil de entender aquello que en los telediarios suena a chino….. 🙂


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