Desde que vivíamos en la jungla, hace miles de años, en los que no nos medíamos por formación, habilidades, competencias, ni nada por el estilo, simplemente la ley del más fuerte, y demostrar quien es el “indio 3 plumas”,la única forma de supervivencia, ha sido y es el instinto.

Es algo intrínseco, fruto de la experiencia y de tu propio instinto de supervivencia. En los casos más primarios, corresponde simplemente a alertas o signos que te harán sobrevivir. Ante un peligro, nuestro cuerpo descarga adrenalina. y en cuestión de segundos nuestro organismo ya está preparado para afrontar cualquier peligro. De este modo, bombearemos más sangre y respiraremos más profundo, llegándole más oxígeno a los músculos para enfrentarnos al problema o preparar una huída para sobrevivir.

En la vida cotidiana, alejados de la jungla, no es una cuestión de supervivencia física, pero si de protección profesional o personal. No hablo de corazonadas, intuición, de brujería o de destino. Todo lo contrario, es algo interno, fruto de tu vivencia pasada, tus aciertos y errores vividos en situaciones similares. Jamás falles a tu instinto porque él no te va a fallar a ti, tenlo muy presente. Duda de todo lo que te rodea, pero no puedes fallarte a ti mismo. Si te fallas a ti mismo, no te quedará nada. No hay nada más real que tu propio cuerpo intentando protegerte. Haz casos a las señales que te mande.

Cuando tu entorno te mande las señales oportunas, y tu instinto te dicte algo, haz caso a tu instinto.

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